latest Post

No cuentes tus PROBLEMAS

Nunca le cuentes tus problemas a NADIE
es muy probable que al 20% no le importan y más aún que al otro
80% se alegran de que tengas esos problemas.
Alguna vez te has decidido a hablar. O quizás necesitas desahogarte o probablemente encontrar una respuesta y decides contarle tu o tus problemas a alguien que aparentemente, te escucha con mucha atención o piensas que es tu amigo y te sabrá aconsejar.
Y una vez, cuando terminas de contar tu problema (y a veces antes) esa persona te dice: “Lo mío sí que es más grave que lo tuyo, mira te cuento…” Y comienza a contarte su situación mostrándote que es mucho peor que la tuya.
¿Cómo te sientes, o cómo te sentirías si te pasara esto?
Como es de suponerse todos llegamos a tener problemas distintos y estas también nos afectan de manera distinta.
Sin embargo, comparar los problemas es una costumbre muy amplia y muchas veces realmente extendida. Alguna vez te preguntaste ¿Por qué será? ¿Por qué alguien te cuenta un problema “mayor” después de escuchar el tuyo?

Quiere ayudarte
Hay veces que se compara para entender mejor una situación. La intención quizás es buena. La persona que te escucha halla un problema similar en su historial de vida, cosas que nuestro sistema involuntariamente lo llega a transmitir; lo evoca y te explica qué hizo para superarlo. Y, si no es el caso, al menos se esfuerza por encontrar algo que te sirva, esté o no afortunado.
Lo que cuenta es que se hace un ejercicio de la lectura de tu rostro y/o sentidos. Manera por la cual se muestra comprensión por tu situación; intenta animarte, aportarte ideas y hacen que no te sientas solo.
Aquí es cuando te sientes más o menos reconfortado y contento de haber encontrado ese apoyo.
Pero mira, también habrá ocasiones en las que quizás te arrepientas de haber abierto la boca. Cosa que pasará, por ejemplo, cuando la persona que te escuche, en lugar de ser constructivo, convierta el intercambio de problemas en un “concurso de sufrimiento” que está decidido a ganar.

Quiere atención
Bueno es este momento nos vamos al extremo opuesto. La persona que te escucha y esta al tanto de lo que le cuentas, quizás en muchas ocasiones está pensando qué va a contestarte incluso antes de que termines de hablar.
Como egocéntrico que se precie porque piensa que el mundo tiene que girar al rededor de el, y el cual simplemente no tiene ganas o capacidad para ponerse en tus zapatos. Y leyendo tu ser, tendiendo a cero. Prefiere aprovechar la ocasión de otro modo diciéndote de esta manera: “¡Anda! Lo mío es más grave…”
Entonces este es el momento cuando te sientes mal, frustrado, incomprendido, solo e incluso puede darte coraje habérselo contado, porque al contrario en vez de ayudarte, te puede llegar a generar más problemas.
En realidad, no es que tu problema fuera pequeño o menos importante, sino que el hambre de atención de tu competidor se lo ha tragado, porque quizás quiera sobre-llamar la atención tuya y de los demás.
Que no te sorprenda encontrar otras personas que ridiculicen tus problemas simplemente por fastidiar, pues los tuyos también son muy importantes.

Conclusión referido al texto:
Es muy importante que a la hora de contar nuestras cosas es mejor que seamos un poco selectivos, sin caer en la exageración de la frase: “Nunca le cuentes tus problemas a nadie; al 20% no le importan y el otro 80% se alegra de que los tengas.”
No es para tanto… Así como hay muchas personas a las que no les interesa nuestros problemas, también pensemos en que hay gente en la que se puede confiar y que está dispuesta a escucharte, a apoyarte y no te hará sentir que tu problema menor al resto.
Precisamente, eso sería lo ideal cuando estamos del otro lado. Si está en nuestra mano, ¿por qué no ayudar a que se sienta mejor a quien nos cuenta un problema?

About Anónimo

QUIZÁS TE INTERESE × +

0 comentarios:

Publicar un comentario